¿Conoces el término ecomovilidad? Estamos seguros de que, sin saberlo, tu forma de desplazarte ha cambiado a lo largo de estos últimos años. También sabemos que no es lo mismo moverse en una ciudad que en lugares más pequeños. ¿Es posible que en estos últimos moverse de manera sostenible sea más complicado?
¿Qué es la ecomovilidad?
Para hablar de ‘ecomovilidad’ es necesario hablar de los términos movilidad y sostenibilidad.
La movilidad sostenible engloba un conjunto de procesos y acciones orientados a conseguir el uso racional de los medios de transporte. Está claro que conseguirlo requiere de un esfuerzo conjunto. La movilidad sostenible debe ser una prioridad para el gobierno y los ciudadanos. La ecomovolidad tiene eso en cuenta y en efecto, puede ser un sinónimo de movilidad sostenible.
La ecomovilidad fusiona ‘ecología’ y ‘transporte’. Engloba aquellos sistemas de medios que conducen personas y cosas de un lugar a otro teniendo en cuenta su impacto en el medio ambiente.
En el Congreso Mundial sobre Movilidad para el Futuro que se celebró en 2011, el medio Periodismo Humano publicó que “la ecomovilidad no es sólo caminar, pedalear o usar el transporte público. Se trata de que estos sistemas funcionen juntos: la clave es la conectividad”. La ecomovilidad va ganado peso gracias al compromiso que estamos adoptando en Europa con proyectos como la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El transporte urbano
Como es evidente, el transporte urbano es un pilar fundamental para la ecomovilidad. Una buena red de transporte invita mucho más a su uso. Para ello deben crearse incentivos hasta que la conviertan en una opción más atractiva.
En ciudades grandes esto ya está mas asimilado, y más allá de la conciencia ambiental, el transporte público es una muy buena forma de ahorrarse atascos y no llegar tarde a tus citas. ¿Y en la zonas rurales?
Hay que tener algo en cuenta, un viaje es sostenible en la medida proporcional en que es útil hacerlo. Es por ello, que una buena opción es dar servicios de forma cercana, de manera que se reduzca al máximo la necesidad de moverse, o que bien el trayecto pueda hacer a pie. Si queremos conseguirlo, la vertebración correcta del territorio es una parte que hay tener muy en cuenta, y por supuesto, deben regularse de manera adecuada los usos del suelo.
Buenas opciones para la ecomovilidad en un pueblo pueden ser andar o la bicicleta. La movilidad sobre ruedas es una realidad. Los sistemas públicos de préstamos de bicicletas se han ido haciendo un hueco poco a poco en España que sumado a al ‘boom’ por los carriles bici, han hecho de este transporte una opción atractiva.
En los países del norte de Europa es común el uso de caminos escolares para los niños. Esto también existe en nuestro país, sin embargo no es una opción que ha calado tanto.
Algo que ya se realiza en muchos lugares, por motivos como la dispersión geográfica, es aprovechar los viajes del autobús escolar como medio de transporte para los vecinos mayores de la zona, quiénes tienen muchas veces dificultades para encontrar alternativas de desplazamiento.
Más ejemplos de ecomovilidad
Hay más opciones además del transporte público. Aquí tienes unas cuantas con las que podrás beneficiar al medio ambiente.
- Sistemas de carsharing: este sistema apuesta por una conducción óptima, necesaria y de uso puntual. La idea es disponer de un coche de alquiler en cualquier momento y con un servicio de uso flexible. El conductor hará que el gasto innecesario y las emisiones de CO2 se reduzcan por casa persona que use el vehículo. Además, la principal ventaja de estos vehículo es que son eléctricos, por lo que la contaminación que genera se reduce todavía más. Si eres motero, puedes optar por los servicios de motos eléctricos de la ciudad, como Cooltra.
- Zonas peatonales: la peatonalización de barrios significa priorizar a los peatones en los centros urbanos, anteponiéndolas a los coches. Esto supone un gran número de ventajas entre las que se encuentran mejorar la movilidad peatonal, mejorar la calidad de vida de las personas o la reducción de los niveles de contaminación. En grandes ciudades, como lo es Madrid, este sistema se aplica en muchas de sus calles.
Episodios de alta contaminación
La mezcla entre la escasez de lluvias y la elevada concentración de dióxido de nitrógeno (N02) ha obligado en muchas ocasiones, a ciudades europeas como Madrid, a activar sus protocolos de actuación por alta contaminación.
¿Cuáles son estas medidas? Pues pasan por restringir el tráfico o el aparcamiento en distintas zonas para días en los que esos niveles de contaminación resultan peligrosos. Además, se refuerzan los sistemas de transporte público para evitar que las personas usen sus coches particulares.
Como ves, la ecomovilidad trae una serie de ventajas para todos. Si todavía eres de los que usa su coche como forma única de transporte, esperamos que este post te haya hecho al menos, reflexionar. ¡El cambio es posible!