La transformación digital se ha convertido en la principal prioridad estratégica para la mayoría de las empresas españolas, por encima de otros objetivos como las actividades de I+D, la mejora de procesos o la ciberseguridad. Así lo pone de manifiesto, entre otros, el informe Expectativas y Tendencias en la Empresa Española en 2019 de BDO.
No es de extrañar que la tecnología y su implantación en el mundo de los negocios ocupe este lugar, pues llevamos años asistiendo a una evolución de las compañías hacia modelos de negocios más disruptivos, tendentes a aumentar la eficacia de las empresas, por un lado, y a aumentar la participación de los clientes en el desarrollo empresarial, por otro. En un mercado altamente competitivo, los consumidores son hoy día más exigentes, provocando que ya no baste con que pongamos a su disposición productos o servicios de alta calidad, sino que es necesario que escuchemos a la sociedad para poder anticiparnos a sus necesidades, comprender su comportamiento y facilitar soluciones reales a sus problemas.
“El cliente es quien determina lo que es un negocio, porque el cliente, y solo él, al estar dispuesto pagar un bien o servicio, convierte los recursos económicos en riquezas, las cosas en bienes…”. Peter Drucker, Management: Tasks, Responsibilities and Practices
Es la llamada customer centricity, una filosofía empresarial en pleno auge donde el consumidor marca las agendas de las organizaciones que quieran aportar un valor de marca al público objetivo. Como señala Steve Denning en el artículo The Alternative To Top-Down Is Outside-In, “no se trata de una transacción; se trata de forjar una relación”. De hecho, el 75% de los consumidores consideran que las compañías debemos conocer y entender sus necesidades individuales, según el estudio The New Age of Ecosystems: Redefining Partnering in an Ecosystem Environment, elaborado por el IBM Institute for Business Value.
En este cambio de visión, donde la tecnología juega un papel crucial como herramienta para ensamblar oferta y demanda, las empresas inmobiliarias no podemos quedarnos fuera, menos aún cuando necesitamos reponernos a unos etapa de recesión y, sobre todo, a una mala imagen ante la sociedad extendida por la mala praxis de algunas compañías. La digitalización, por tanto, debe ser nuestro principal caballo de batalla en todas las fases del proceso inmobiliario, desde la construcción de un inmueble hasta la mejora de la habitabilidad.
Encontramos ya soluciones tecnológicas en el ámbito de la edificación (ConTech) que utilizan drones para monitorizar las obras y captar datos desde el aire que puedan acelerar y optimizar los procesos productivos, ropa de trabajo con wearables para mejorar las condiciones de seguridad de los trabajadores o análisis de datos para predecir posibles averías de la maquinaria. Se trata de poner la tecnología al servicio de la construcción para conseguir ser más baratos, rápidos y fiables. De hecho, según la investigación Reinventing construction through a productivity revolution, de McKinsey Global Institute, la adopción de tecnologías digitales en la construcción aumentaría su valor en más 1,6 billones de dólares por año.
No obstante, quizá la evidencia más palpable de esta transformación tecnológica del tejido empresarial inmobiliario sean las denominadas Proptech, plataformas digitales impulsadas por start-ups dispuestas a renovar el mercado de la vivienda. Así, mientras que en 2017 había registradas poco más de un centenar de empresas Proptech, actualmente hay más de 200 compañías de este tipo, según los datos del Observatorio de Vigilancia PropTech de Finnovating, generando unos 5.000 empleos directos. Ejemplos como el portal Idealista -dedicado a la compraventa o alquiler de vivienda- o Airbnb -centrado en los arrendamientos vacacionales- llevan casi una década operando en España, pero cada vez son más los casos de éxito de otras iniciativas Proptech, como herramientas de Big Data que nos permiten personalizar al máximo los inmuebles que pueden interesar a nuestros usuarios; asistentes virtuales a través de las webs y redes sociales que solventan las dudas y preguntas de los interesados de forma inmediata; sistemas de scoring de inquilinos con los que evitar los impagos; o realidad aumentada para mostrar casas a los potenciales compradores de forma virtual.
También cobran más protagonismo los servicios FinTech, donde los aspectos financieros del mercado inmobiliario son el eje, desde softwares de análisis de riesgos que valoran en segundos si se aprueba la concesión de financiación a una persona o no, hasta el empleo de criptomonedas o blockchain, sin olvidar el surgimiento de nuevos medios de financiamiento que se están afianzando en nuestro país, como el crowdfunding o el crowdlending -financiación a partir de préstamos de inversores privados-. Solo este mercado, según las previsiones de la Asociación Española de Fintech e InsurTech, generará inversiones por valor de entre 500 y 1.000 millones de euros y creará en torno a 4.500 puestos de trabajo.
La transformación digital del sector inmobiliario continúa tras localizar la vivienda y acceder al crédito. Cuatro de cada diez españoles aspira a vivir en una vivienda inteligente para 2022, según Statista. Y si esa es su demanda, en este camino debemos trabajar los profesionales inmobiliarios. La ‘smart home’ del futuro no solo incorporará domótica; donde tenemos que poner el foco es en sistemas predictivos que ‘aprendan’ con el uso, adaptándose a las necesidades del usuario conformen introducen datos en su software. Estamos pasando de herramientas que nos permiten abrir y cerrar las ventanas con un botón o programar esta acción a ciertas horas a aplicaciones que saben cuándo hacerlo en función de los hábitos del propietario.
Y en un momento en el que la sostenibilidad es una de las principales preocupaciones de los ciudadanos -concretamente la segunda, por detrás de la salud, según el informe Estudio Europeo de Valores 2019‘, no podemos dejarnos en el tintero la creciente importancia de cualquier iniciativa que salvaguarde el medio ambiente, desde viviendas más eficientes hasta la llamada hipoteca verde, que ofrece condiciones más ventajosas en la financiación de aquellos inmuebles más sostenibles.
En Europa, está siendo impulsada a través de EeMap (Plan de acción de las hipotecas de eficiencia energética), promovido por la European Mortgage Federation y del que UCI, forma parte como una de las 36 empresas adheridas a la iniciativa en el marco de su compromiso con la compra responsable y sostenible de la vivienda plasmado en el proyecto Green Mortgage de la entidad financiera.
Las opciones, sin duda, están aún en pleno crecimiento, pero no debemos esperar; el momento de abrazar la transformación digital es ahora. Termino con una cita de Jack Welch que refleja este sentimiento de apremio: «Cuando el ritmo de cambios dentro de la empresa es superado por el ritmo de cambios fuera, el final está cerca».