El retraso en la edad de jubilación, el nuevo estilo de vida, la eclosión de las nuevas tecnologías y la incorporación en el mercado laboral de generaciones nativas digitales han dado como resultado un escenario empresarial con una mayor diversidad generacional. Las compañías cada vez son más inclusivas, presentan plantillas heterogéneas en lo relativo a la edad, y con ello con aptitudes distintas.
No es raro encontrar entre tres y cinco generaciones conviviendo en la misma coyuntura laboral. Cada una de ellas tiene sus conocimientos, formas de trabajar y circunstancias tanto profesionales como personales.
¿Qué podemos hacer o dejar de hacer para que no haya una discriminación en la diversidad generacional?
- No hacer presuposiciones basadas en la edad. Frecuentemente se cae en esto. Podemos pensar que las personas mayores no tienen conocimientos sobre tecnología o que su modo de pensar esté obsoleto. Otro pensamiento recurrente es que las personas jóvenes no tengan experiencia laboral y su opinión no cuente.
- Evitar las imágenes peyorativas tanto de la vejez como de la juventud. Hay personas que pueden pensar que a los jóvenes hay que estar enseñándoles todo, que son dependientes. Lo mismo ocurre con los más seniors, se puede pensar que se han quedado atrás.
Al final, todas las generaciones están llamadas al cambio, a renovarse continuamente para poder adaptarse a los nuevos acontecimientos que el plano laboral presenta. Poder compartir el conocimiento de las distintas generaciones enriquece el equipo y mejora la productividad. Esto se traduce al final en éxito para las empresas.
